El modo ser y el modo hacer son dos formas fundamentales de funcionamiento de la mente, que se exploran con frecuencia en prácticas de mindfulness.
En el día a día como profesional sanitario es fácil sentirse atrapado en un ciclo interminable de hacer. Desde la atención a pacientes, la gestión de tareas administrativas, a las tareas domésticas y compromisos familiares, parece que siempre hay algo más por hacer.
Este estado de constante actividad se conoce como el modo hacer, y aunque es fundamental para nuestra productividad, cuando domina nuestra vida, podemos encontrarnos agotados, frustrados y emocionalmente drenados.
¿Qué es el modo hacer?
El modo hacer es el estado mental que solemos utilizar en nuestra vida diaria para resolver problemas, cumplir con tareas y alcanzar metas. Algunas características principales del modo hacer incluyen:
- Estar orientado a objetivos: Está enfocado en la resolución de problemas y en alcanzar un objetivo o meta. La mente está buscando activamente la manera de cerrar la brecha entre el estado actual y el estado deseado.
- Enfocado en el futuro o el pasado: Para resolver problemas, este modo hacer tiende a proyectarse hacia el futuro (planificación) o hacia el pasado (evaluación de experiencias pasadas).
- Pensamiento analítico: Utiliza el pensamiento racional y analítico para evaluar, planificar y comparar.
- Centrado en la discrepancia: En el modo hacer, la mente a menudo se enfoca en las diferencias entre la situación actual y lo que se desea, lo que puede generar insatisfacción o malestar si las expectativas no se cumplen.
Por ejemplo, tras un turno largo, puedes encontrar tu mente repasando todo lo que no lograste hacer o pensando en todas las tareas que te esperan al día siguiente. Este tipo de pensamiento puede aumentar la sensación de agotamiento, incluso cuando ya no estás físicamente en el trabajo.
El modo hacer es extremadamente útil cuando necesitamos realizar nuestras tareas diarias o resolver situaciones complicadas en el trabajo. Sin embargo, cuando este modo es el único que usamos, especialmente en situaciones que no pueden resolverse de inmediato (como el estrés o el cansancio), el efecto puede ser contrario al deseado, pudiendo llevar a más frustración, ansiedad y agotamiento.
¿Qué es el modo ser?
En contraste, el modo ser es un estado mental en el que simplemente estamos presentes en el momento, sin intentar cambiar nada. Este estado no está orientado a metas ni al logro. En el modo ser, nos permitimos experimentar sin juzgar ni tratar de mejorar o solucionar.
El modo ser puede parecer inusual o incluso improductivo en un principio, especialmente para quienes estamos acostumbrados a la alta exigencia del entorno sanitario. Sin embargo, es una herramienta poderosa para recargar nuestro bienestar mental y físico.
Algunas de sus características clave son:
- Presencia en el momento: El modo ser está enfocado en la experiencia del momento presente, sin la necesidad de cambiar nada. Es una forma de estar más abierta y receptiva a lo que ocurre ahora.
- No hacer juicios: No busca evaluar, analizar ni solucionar problemas. En lugar de tratar de cambiar la experiencia, el modo ser invita a aceptar la experiencia tal como es.
- Centrado en el presente y menos preocupado por el pasado o el futuro
- Aceptación: En el modo ser, hay una mayor disposición a aceptar pensamientos, emociones y experiencias sin luchar contra ellos o tratar de cambiarlos.
El modo ser es clave en la práctica de mindfulness, ya que permite observar la experiencia sin la presión de mejorarla o modificarla, lo que a menudo reduce el malestar relacionado con el estrés o la sobrecarga emocional.
Sin embargo, no se trata de rechazar el modo hacer, sino de aprender a cultivar el modo ser para equilibrar ambos estados de la mente.
Cómo equilibrar ambos modos en tu vida diaria
El equilibrio entre estos dos modos es esencial para mantener una buena salud mental y emocional. Aquí te damos algunos ejemplos de cómo podrías alternar entre el modo hacer y el modo ser en tu día a día como profesional sanitario:
1. Pausa entre pacientes:
Antes de pasar de un paciente al siguiente, dedica un minuto para detenerte. Siente tu respiración, nota los puntos de tensión en tu cuerpo y permítete simplemente estar presente en ese momento. No tienes que resolver nada, solo observar y respirar.
2. Respira entre tareas:
Incluso cuando estás en el trabajo, puedes practicar breves momentos de modo ser mientras esperas a que se cargue una pantalla o caminas de una sala a otra. Haz una respiración profunda y siente el contacto de tus pies con el suelo. Estos momentos pueden parecer pequeños, pero acumulados a lo largo del día, marcan una gran diferencia.
3. Transiciones en casa:
Al llegar a casa después del trabajo, en lugar de sumergirte de inmediato en más tareas, prueba a hacer una breve pausa consciente. Siéntate en silencio durante cinco minutos. Observa cómo te sientes, sin juzgar ni intentar cambiar nada. Este pequeño espacio de modo ser te permitirá recargar antes de asumir nuevas responsabilidades.
En conclusión, el modo hacer y el modo ser no son opuestos; ambos tienen su papel en nuestra vida. Sin embargo, cuando solo operamos en modo hacer, el riesgo de agotamiento y desmotivación es alto. Como profesional sanitario, es natural pasar gran parte del tiempo en el modo hacer, pero es esencial encontrar momentos para activar el modo ser, permitiéndote descansar y renovar tus energías.
Si deseas profundizar en cómo incorporar este equilibrio en tu vida y explorar más herramientas de autocuidado, el Programa de Autocuidado para Profesionales Sanitarios (PAPS) es un espacio diseñado para ello. En cada edición, encontrarás prácticas que te ayudarán a priorizarte sin sentir que es “otra cosa más que hacer”.
