Siempre me ha fascinado que en algunos países se estudien cualidades como la gratitud, la compasión, el perdón. Me parece fantástico que se invierta en indagar no sólo sobre aquello que provoca enfermedades sino sobre lo que favorece nuestro bienestar y promueve una sociedad más consciente y compasiva.
Es el caso de Robert Emmons, profesor de psicología en la Universidad de California y el mayor experto científico a nivel mundial en el estudio de la gratitud.
Vamos a ver con detalle qué es exactamente la gratitud, qué beneficios tiene en las personas y porqué, de qué modo podemos cultivar la gratitud y algunas características de las personas agradecidas.
¿Qué es la gratitud?
La palabra gratitud proviene de la raíz latina gratus que significa “agradable, bien recibido, beneplácito” y gratia que significa “favor”.
La Real Academia Española la define como el sentimiento que obliga a una persona a estimar el beneficio o favor que otra le ha hecho o ha querido hacer y a corresponderle de alguna manera.
Para Robert Emmons, la gratitud tiene dos componentes clave. En primer lugar, la afirmación o reconocimiento de la bondad en nuestra vida, de que nos ocurren cosas buenas y recibimos regalos o beneficios. En segundo lugar, reconocer el origen de esas bondades fuera de nosotros mismos y reconocerlo en otros.
Así que, por un lado, se trata de apreciar todo lo que ya tenemos en nuestras vidas que es agradable y placentero a pesar del sesgo natural de negatividad que nos caracteriza, por el que nuestro cerebro graba con mayor intensidad los eventos negativos para garantizar nuestra supervivencia. Y, por otro lado, se trata también de dejar de mirarnos el ombligo y reconocer nuestra interdependencia y la necesidad que tenemos de los demás seres humanos.
La gratitud, al igual que la falta de ella, es viral y tiene influencias muy positivas no sólo en las relaciones interpersonales, sino en el propio estado emocional.
La evidencia científica demuestra que la gratitud es esencial para la felicidad. No es un mero sentimiento, sino una virtud que mueve a la acción. De hecho, ya lo decían grandes filósofos como Cicerón o Séneca en sus escritos concluyendo que la gratitud es la acción de devolver un favor, no sólo un sentimiento.
De modo que tenemos el sentir en cuanto a ser capaces de reconocer y apreciar los dones o favores que recibimos de alguien en particular, de la vida, del universo…y el hacer en cuanto a la intención de corazón de querer recompensar ese favor. Quizá sea a la persona que te ha favorecido o quizá esa gratitud se manifieste en tus acciones posteriores como si de una cadena se tratara, incluso tu actitud puede servir de ejemplo o de semilla en el corazón de otros.
Beneficios de la gratitud
Estos son algunos de los efectos beneficiosos que se han reportado en los últimos años relacionados con la práctica de la gratitud.
A nivel físico:
- Fortalece el sistema inmune.
- Disminuye la presión arterial.
- Disminuye o mejora la tolerancia al dolor crónico.
- Aumentan las horas de sueño y los participantes se levantaban más descansados por la mañana.
- Cuidaban más de su salud y realizaban mayor actividad física.
A nivel psicológico:
- Aumentan los niveles de emociones positivas.
- Mayor atención, los participantes se sentían más despiertos y vivos.
- Mayor alegría y disfrute.
- Mayor optimismo y felicidad.
A nivel social:
- Más compasivos y generosos.
- Mayor capacidad de perdonar.
- Mayor apertura y receptividad.
- Menor soledad y aislamiento.
¿Por qué la gratitud tiene estos efectos transformadores en las personas?
- Nos permite celebrar el presente. La gratitud nos convida a apreciar el valor de las cosas que tenemos aquí y ahora y cuando lo hacemos, no las damos por sentadas. Por otro lado, la gratitud magnifica las emociones positivas y al notar más lo positivo disfrutamos más de los placeres cotidianos que nos proporciona la vida. En lugar de acostumbrarnos a lo bueno (que es lo habitual) la gratitud nos invita a celebrar más.
- Bloquea las emociones negativas o tóxicas tales como la envidia, el resentimiento. No se puede sentir envidia y gratitud al mismo tiempo, por lo que cultivar la gratitud bloquea los estados emocionales dañinos y promueve otros más saludables. Evidencia científica demuestra la disminución de la frecuencia y duración de episodios depresivos en participantes que practicaron la gratitud.
- Proporciona una mayor resistencia al estrés: Hay numerosos estudios que demuestran cómo al enfrentar traumas, adversidades y sufrimiento, las personas con una actitud agradecida se recuperan antes. Emmons cree que la gratitud da a las personas una perspectiva desde la que interpretar los eventos negativos de sus vidas y les ayuda a prevenir el estrés post traumático y la ansiedad crónica.
- Mayor reconocimiento del propio valor. Esto es debido a que nos damos cuenta del valor que otros han visto en nosotros y han contribuido a que nuestra vida sea mejor, nos han favorecido y hace que se transforme el modo que tenemos de mirarnos a nosotros mismos.
Características de las personas agradecidas:
- Tienen presente la muerte y la pérdida. Cuando nos adaptamos a lo bueno (y lo hacemos) su valor subjetivo disminuye, damos lo bueno por sentado. Cuando lo perdemos o imaginamos que podemos perderlo es cuando recordamos el valor que tiene para nosotros. Considerar cómo sería la vida sin algo (casa, coche) o sin una persona, por ejemplo, hace que le otorguemos el valor que tiene realmente y nos sintamos afortunados y agradecidos.
- Se toman tiempo para saborear las experiencias positivas. Los placeres cotidianos a menudo nos pasan desapercibidos porque funcionamos con el piloto automático. Cuando nos paramos y somos conscientes de nuestros sentidos (lo que vemos, oímos, olemos, sentimos…) nos situamos en el presente, el único momento en el que tiene lugar la vida y podemos vivirlo con toda su intensidad.
- Toman lo bueno como un presente y no como un derecho adquirido. Lamentablemente en nuestra sociedad abunda la actitud narcisista ante la vida (la vida me debe algo) ante los demás (las personas me deben algo) que parece otorgar un derecho o licencia especial por ser quién eres. Pero desde esa perspectiva no podemos reconocer que otros nos han beneficiado, el narcisismo provoca una “ceguera espiritual” dice Emmons y la excesiva preocupación por uno mismo hace que nos olvidemos de nuestros benefactores y dificulta que tengamos motivos por los que sentirnos agradecidos. Mirar la vida y lo que ocurre en ella como un regalo en sí misma nos ayuda a cultivar una actitud agradecida.
Por otro lado, es importante tener en cuenta que la gratitud nace de la humildad. Cuando nos damos cuenta de nuestras limitaciones y reconocemos que necesitamos a los demás y que no somos tan autosuficientes como creíamos, sino que dependemos de otros para evolucionar y prosperar, se abre en nuestros corazones un resquicio por donde que pasa la luz de la gratitud. Ver con ojos agradecidos implica ver la interconexión que existe entre dadores y receptores. Necesitamos a los demás, padres, hermanos, hijos, amigos, mascotas, Dios, universo…para proveernos de aquello que nosotros solos no podemos conseguir.
- Agradecen a personas no sólo a cosas.
Está bien sentirse agradecido por tener una cama donde dormir, agua caliente, por el sol o los árboles, sin embargo, es más poderoso el sentimiento de agradecimiento hacia las personas. Cuando damos las gracias a una persona, nuestro cerebro registra que algo bueno ha ocurrido, ocurren cambios a nivel bioquímico y eso hace que nos sintamos mejor. Además, cuando le agradeces a alguien algo que ha hecho por ti, estás reconociendo su favor, le estás dando importancia y eso hará que se sienta bien.
- Son específicos. No sólo dicen “gracias” sino que añaden el motivo concreto, de modo que reconocen la acción del otro como un regalo desinteresado y demuestran a la vez que estaban prestando atención al momento en lugar de hacer un comentario automáticamente.
- Agradecen desde una perspectiva más amplia. Cuando todo va bien es fácil ser agradecido, pero cuando las cosas van mal no resulta tan sencillo. Las personas que miran la vida a través de la gratitud no están negando la negatividad o el sufrimiento, más bien son capaces de transformar los obstáculos en oportunidades y crecer gracias a ellos. De modo que se vuelven capaces de agradecer incluso los contratiempos en sus vidas como motor de aprendizaje y cambio.
Algunas formas de practicar la gratitud
Mantén un diario de gratitud: Esta es la práctica más extendida y también la más estudiada. Se trata de recoger en un cuaderno de 3 a 5 motivos cada día por los cuales te sientes agradecido. Esta práctica funciona porque conscientemente enfocamos la atención en desarrollar un tipo de pensamiento más agradecido y nos ayuda a no dar las cosas por sentadas, en cambio vemos los regalos que nos ofrece la vida como algo nuevo y excitante.
Medita cada día: Practicar gratitud implica estar presente, para ello es menester prestar atención plena a los detalles de nuestro día a día, y mantener nuestra atención enfocada y entrenada a través de la meditación nos puede ser de ayuda.
Llena de presencia las “gracias” que des. En lugar de dar las gracias de forma automática trata de estar atento y presente, llenando de significado la palabra que estás emitiendo. Quizá te sorprenda ver el efecto que tiene en el otro el tono de tu voz, la mirada sincera y también el efecto que en tí provoca.
Agradece cada día algo a alguien verbalmente o por escrito, por insignificante que te parezca el gesto y hazlo como comentaba antes con toda la presencia, dándote cuenta de cómo te hace sentir.
Puedes reservar también un espacio para ti mismo/a para agradecerte lo que haces por ti.
Puedes utilizar recordatorios visuales (carteles o notas) o algún recurso como una caja, un bote en el que introducir papeles con agradecimientos escritos y pactar un día determinado para abrirlo y leerlos.
Imagina que puedes perder aquello que tienes y das por sentado (la casa, agua caliente, coche…) al hacerlo te das cuenta de lo afortunado que eres y fomentas los sentimientos de gratitud.
“El agradecimiento es la memoria del corazón”
Lao Tse