Cada vez más se oye hablar de Mindfulness asociado a técnicas para mejorar el bienestar de las personas, pero ¿sabes exactamente lo que es?
¿Qué es el mindfulness?
Cuando hablamos de mindfulness hablamos de atención, de conciencia, de amabilidad y de aceptación. Vamos por partes.
La palabra mindfulness, en inglés, se traduce al español como atención plena o conciencia plena y hace referencia a esa cualidad de la mente que todos tenemos gracias a la cual podemos estar atentos, ser conscientes, darnos cuenta.
Y es, a su vez, una traducción de la palabra sati, en pali, lengua en la que se escribieron y se difundieron los discursos del Buda en el sudeste asiático, lo cual nos da una idea de la antigüedad del origen del mindfulness, a pesar de que parezca algo de actualidad y creado en occidente.
Sati se traduce no sólo como atención sino también como memoria o recordar. Pero, recordar ¿qué? Recordar mantener la atención en el presente, alago que se nos olvida a menudo. Y se nos olvida porque nuestra atención está deambulando entre el pasado y el futuro, recreándose en pensamientos y cuestiones que no están aquí y ahora, en pensamientos que nos apartan del momento presente.
Y además funcionamos en piloto automático haciendo cosas como conducir, comer, caminar… mientras nuestra atención está de paseo por otras épocas.
Es por ello, que la mayor parte del tiempo vivimos sin darnos cuenta plenamente de aquello que ocurre por andar sumidos en nuestros pensamientos, quizá recordando algo que ya pasó o planificando, imaginando situaciones futuras.
Dado que lo habitual es tener una mente distraída del momento presente, para enfocarla en él, tendremos que entrenarla, del mismo modo que uno entrena el cuerpo para que esté flexible y fuerte o entrena alguna habilidad como tocar un instrumento a base de horas de práctica.
El entrenamiento de la mente, el cultivo de la atención plena lo haremos a través de la meditación, redirigiendo la atención una y otra vez al momento presente, a la experiencia directa, intencionadamente, de modo que empezamos a poner luz en nuestro interior, como si encendiéramos una lámpara.
Cuando hay luz las cosas se ven con mayor claridad y empezamos a darnos cuenta de ciertas cosas de las que antes no éramos conscientes. Al principio empezamos a ser conscientes de algunos estados emocionales, de sus manifestaciones físicas, de los pensamientos que surgen, de cómo la mente emite juicios y también comenzamos a apreciar detalles que antes pasaban desapercibidos en nuestro día a día… Con la práctica, esa claridad nos permite identificar patrones mentales, reacciones emocionales desproporcionadas a estímulos aparentemente inofensivos, creencias limitantes, condicionamientos adquiridos, heridas emocionales, identificamos valores y necesidades, en definitiva nos permite ahondar de forma amable y compasiva en nuestro propio conocimiento para llegar a lo que en esencia somos, a nuestra propia naturaleza.
Con el tiempo también desarrollas ecuanimidad, esa cualidad de permanecer en equilibrio, sobre todo cuando las cosas no van tan bien como nos gustaría y cultivas también la paciencia y la aceptación de que las cosas discurren al ritmo que toca.
El Dr. Jon Kabat-Zinn, creador del MBSR, programa de reducción de estrés que cuenta con mayor evidencia científica, definió el mindfulness como la conciencia que emerge al prestar atención al momento presente, de forma deliberada y sin juzgar.
Esto implica no solo entrenar la atención para dirigirla hacia el momento presente sino que implica una actitud de apertura, de amabilidad y aceptación necesarias para no juzgar y acoger lo que es aquí y ahora.
Parece algo sencillo dicho de este modo y sin embargo nos enfrentamos a nuestra mente complicada que todo lo juzga y evalúa, generando rechazo hacia lo desagradable y apego hacia lo agradable, llevándonos inevitablemente al sufrimiento.
Sufrimos porque nada dura eternamente y aquello a lo que me apego antes o después desaparecerá, cambiará y aquello que rechazo con resistencia, se vuelve persistente si no lo acepto.
La práctica de mindfulness nos permite comprender la naturaleza cambiante de todo lo que nos rodea y aceptar la realidad tal y como es.
¿Por qué para sanitarios?
No se me ocurre nadie que no se vea beneficiado de tener una mente entrenada, una atención enfocada para estar más presente y tener una vida más plena y entonces ¿por qué para sanitarios?
Los profesionales sanitarios estamos acostumbrados a tener el foco de atención fuera, en los pacientes, en aquellos a quien cuidamos.
Esta atención enfocada puede ser un arma de doble filo, por un lado nos permite estar más concentrados y presentes para atender las necesidades de los demás pero cuando es excesiva y no se equilibra con la mirada hacia nosotros mismos, es fácil que nos quememos y nos desgastemos.
Cuando eso ocurre, el profesional pierde la ilusión y la motivación por su trabajo, se siente agotado y le cuesta involucrarse con los pacientes, con su malestar. Ha llegado a su límite, lo cual repercute en la salud del propio profesional y en la calidad de la atención que brindan.
Por lo tanto, mindfulness es un recurso que a los profesionales sanitarios les permitirá aprender a conocerse, a reconocer las propias emociones y necesidades, a validarlas, a acogerlas con amabilidad y a regularlas.
Tras la práctica de mindfulness hay suficiente evidencia científica que avala reducciones significativas de estrés, ansiedad, síntomas depresivos, así como mejoría en el estado de ánimo, en el nivel de energía y aumento de la resiliencia.
De ese modo podrán cuidarse mejor y podrán cuidar mejor a los demás desde una mayor presencia, recuperando la ilusión y la motivación que creían perdidas.
